LA
PROFUNDIDAD DE CAMPO EN LA FOTOGRAFÍA CREATIVA
Por Manuel Vilela
II IMÁGENES DINÁMICAS
Aquí la
situación es más complicada, ya que a todas las consideraciones anteriores hay
que añadir la velocidad de desplazamiento de cada elemento en la escena, si
estos movimientos son predecibles o erráticos y si la escena es repetible o
irrepetible. No es de extrañar que los premios de fotografía más importantes se
concedan a las imágenes que cuentan historias actuales, son dinámicas y a la
vez artísticas y originales, es decir, CREATIVAS con mayúsculas.
Imaginemos
que estamos en una carrera de caballos. No es lo mismo captar la llegada a la
meta en solitario del ganador, o ganador y colocado, que la salida del pelotón
agrupado. O la incidencia de un caballo desbocado. Es evidente que tanto el
ángulo de visión del objetivo como la iluminación, la profundidad de campo, la
velocidad de desplazamiento, etc, son distintos. Además todas estas escenas son
irrepetibles, por lo que el precio del error es muy alto. Aquí juega un papel
muy importante el tipo de enfoque que apliquemos y en general, la distancia
focal de nuestro objetivo. Si el movimiento del sujeto es predecible, bastará
con programar un enfoque automático de toda la silueta del sujeto y dejar que
la cámara “aprenda” este movimiento adelantándonos a la escena final. Por
ejemplo, los fotoperiodistas deportivos, además de dominar la técnica fotográfica,
deben conocer las reglas de juego del deporte incluso conocer las habilidades y
hábitos de juego de los participantes para predecir las situaciones más
interesantes. Lo mismo se puede decir de
fotógrafos de naturaleza viva, que deben conocer los hábitos y comportamientos
de los animales. O en desfiles, celebraciones religiosas, conciertos, etc.
En todos ellos es fundamental el conocimiento
previo del escenario y de las escenas que se van a producir. Pero el
fotógrafo creativo, además, deberá decidir en cuáles de esas escenas podrá
ensayar tomas creativas y en cuáles no, teniendo en cuenta que hacer una
fotografía creativa implica más preparación técnica y más riesgo de error, pero
resultados más espectaculares.
Veamos tres ejemplos:
Álbum: Los
Jardines del Alcázar de Sevilla (#2) Título: Agua y vida.
Esta
fotografía es un clásico de agua y ave, con un elemento central estático en
parte desenfocado y dos elementos laterales dinámicos situados en distintos
planos focales. El fondo desenfocado sitúa la escena en un jardín. La fuente se
presenta sólo en parte para que el espectador fije su atención en los elementos
más importantes de la escena relacionados entre sí: el ave y los chorros agua
que caen de la fuente.
Técnicamente
es un plano medio de naturaleza viva con luz natural de mediodía superior sin
apoyo de flash ni trípode, objetivo fijo de
50 mm, f/1.6, 1/250, ISO 100, ajuste automático de 39 puntos de enfoque y
disparo en una ráfaga de tres, de la que se seleccionó la más nítida y
representativa.
Al aplicar un
diafragma muy abierto el fondo ha quedado completamente desenfocado. Los 39
puntos del enfoque selectivo han conseguido definir dos elementos que están en
distintos planos focales. Al usar un objetivo de 50 mm se corre el riesgo de
desenfocar planos muy cercanos. De
hecho, se aprecia en primer plano el detalle de un caño de la fuente que ha
quedado desenfocado, frente a la paloma y los chorros de agua que sí están
enfocados. Hay un truco muy sencillo para conseguir enfocar todos los elementos
y que es habitualmente utilizado: tomar varias instantáneas de los motivos estáticos
enfocados y desenfocados para mezclarlas posteriormente por software. En esta ocasión se ha preferido no emplear
ese truco para ofrecer al espectador más realismo, naturalidad y credibilidad
de la escena.
Álbum: Negro sobre
Blanco Título: Llueve sobre mojado.
Se trata de
una fotografía urbana. Al aplicar un diafragma cerrado
con una focal corta, tanto el primer plano como el fondo han quedado
completamente enfocados, excepto la del hombre con paraguas, que a propósito
presenta un desenfoque con imagen fantasma, dando así a la escena sensación de
movimiento. Esto se consigue aplicando una velocidad de obturación baja. Para compensar la baja exposición por falta
de iluminación se ha aumentado la ISO hasta niveles admisibles sin perder
nitidez ni provocar ruido.
Técnicamente
es un plano general nocturno con luz artificial urbana con trípode sin flash, con un objetivo zoom de 18-105 mm y focal de 35 mm, f/10,
1/10, ISO 800 y enfoque manual.
Subjetivamente
se pretende representar una típica escena de lluvia de otoño sobre fondo urbano
de un típico monumento de la ciudad de Sevilla, “Los Caños de Carmona”, un
acueducto romano que también tiene su lógica relación con el agua. Al ser en
blanco y negro y en formato vertical se consigue dar a la escena mayor dinamismo y fuerza expresiva.
Es un retrato en plano americano con luz natural vespertina sin trípode ni
flash, con un objetivo zoom de 55-200 mm y focal
de 110 mm, f/5,7, 1/25, ISO 100 y enfoque automático selectivo de 9 ptos.
Se le ha
aplicado un diafragma abierto con una
focal larga, por lo que el primer plano ha quedado enfocado, el segundo plano
ligeramente desenfocado y el resto completamente desenfocado, de forma que la
historia se centra en el sujeto central, la mujer que baila una danza típica Cocaní
de Bolivia. En el segundo plano se sitúa otro danzante que refuerza la
historia, aunque sin restar protagonismo a la mujer y especialmente a su
colorido traje (conseguido con un ISO
bajo y un balance de blancos adecuado), así como a la sensación de movimiento
de la falda de la mujer, conseguido al programar una velocidad de disparo
suficientemente baja, aunque no tanto como para desenfocar el resto del cuerpo. No fue necesario subir la ISO a pesar de la escasa iluminación natural en la zona de sombra en la que se situó la escena.