lunes, 2 de marzo de 2015

LA PROFUNDIDAD DE CAMPO EN LA FOTOGRAFÍA CREATIVA
Por Manuel Vilela

II       IMÁGENES DINÁMICAS

Aquí la situación es más complicada, ya que a todas las consideraciones anteriores hay que añadir la velocidad de desplazamiento de cada elemento en la escena, si estos movimientos son predecibles o erráticos y si la escena es repetible o irrepetible. No es de extrañar que los premios de fotografía más importantes se concedan a las imágenes que cuentan historias actuales, son dinámicas y a la vez artísticas y originales, es decir, CREATIVAS con mayúsculas.

Imaginemos que estamos en una carrera de caballos. No es lo mismo captar la llegada a la meta en solitario del ganador, o ganador y colocado, que la salida del pelotón agrupado. O la incidencia de un caballo desbocado. Es evidente que tanto el ángulo de visión del objetivo como la iluminación, la profundidad de campo, la velocidad de desplazamiento, etc, son distintos. Además todas estas escenas son irrepetibles, por lo que el precio del error es muy alto. Aquí juega un papel muy importante el tipo de enfoque que apliquemos y en general, la distancia focal de nuestro objetivo. Si el movimiento del sujeto es predecible, bastará con programar un enfoque automático de toda la silueta del sujeto y dejar que la cámara “aprenda” este movimiento adelantándonos a la escena final. Por ejemplo, los fotoperiodistas deportivos, además de dominar la técnica fotográfica, deben conocer las reglas de juego del deporte incluso conocer las habilidades y hábitos de juego de los participantes para predecir las situaciones más interesantes.  Lo mismo se puede decir de fotógrafos de naturaleza viva, que deben conocer los hábitos y comportamientos de los animales. O en desfiles, celebraciones religiosas, conciertos, etc.

En todos ellos es fundamental el conocimiento previo del escenario y de las escenas que se van a producir. Pero el fotógrafo creativo, además, deberá decidir en cuáles de esas escenas podrá ensayar tomas creativas y en cuáles no, teniendo en cuenta que hacer una fotografía creativa implica más preparación técnica y más riesgo de error, pero resultados más espectaculares.


Veamos tres ejemplos:








Álbum: Los Jardines del Alcázar de Sevilla (#2) Título: Agua y vida.

Esta fotografía es un clásico de agua y ave, con un elemento central estático en parte desenfocado y dos elementos laterales dinámicos situados en distintos planos focales. El fondo desenfocado sitúa la escena en un jardín. La fuente se presenta sólo en parte para que el espectador fije su atención en los elementos más importantes de la escena relacionados entre sí: el ave y los chorros agua que caen de la fuente.

Técnicamente es un plano medio de naturaleza viva con luz natural de mediodía superior sin apoyo de flash ni trípode, objetivo fijo de 50 mm, f/1.6, 1/250, ISO 100, ajuste automático de 39 puntos de enfoque y disparo en una ráfaga de tres, de la que se seleccionó la más nítida y representativa.

Al aplicar un diafragma muy abierto el fondo ha quedado completamente desenfocado. Los 39 puntos del enfoque selectivo han conseguido definir dos elementos que están en distintos planos focales. Al usar un objetivo de 50 mm se corre el riesgo de desenfocar planos muy cercanos.  De hecho, se aprecia en primer plano el detalle de un caño de la fuente que ha quedado desenfocado, frente a la paloma y los chorros de agua que sí están enfocados. Hay un truco muy sencillo para conseguir enfocar todos los elementos y que es habitualmente utilizado: tomar varias instantáneas de los motivos estáticos enfocados y desenfocados para mezclarlas posteriormente por software.  En esta ocasión se ha preferido no emplear ese truco para ofrecer al espectador más realismo, naturalidad y credibilidad de la escena.




Álbum: Negro sobre Blanco    Título: Llueve sobre mojado.

Se trata de una fotografía urbana. Al aplicar un diafragma cerrado con una focal corta, tanto el primer plano como el fondo han quedado completamente enfocados, excepto la del hombre con paraguas, que a propósito presenta un desenfoque con imagen fantasma, dando así a la escena sensación de movimiento. Esto se consigue aplicando una velocidad de obturación baja.  Para compensar la baja exposición por falta de iluminación se ha aumentado la ISO hasta niveles admisibles sin perder nitidez ni provocar ruido.

Técnicamente es un plano general nocturno con luz artificial urbana con trípode sin flash, con un objetivo zoom de 18-105 mm y focal de 35 mm, f/10, 1/10, ISO 800 y enfoque manual.

Subjetivamente se pretende representar una típica escena de lluvia de otoño sobre fondo urbano de un típico monumento de la ciudad de Sevilla, “Los Caños de Carmona”, un acueducto romano que también tiene su lógica relación con el agua. Al ser en blanco y negro y en formato vertical se consigue dar a la escena mayor dinamismo  y fuerza expresiva.



Album: Carnaval.  Título: Dama Cocaní.

Es un retrato en plano americano con luz natural vespertina sin trípode ni flash, con un objetivo zoom de 55-200 mm y focal de 110 mm, f/5,7, 1/25, ISO 100 y enfoque automático selectivo de 9 ptos.

Se le ha aplicado  un diafragma abierto con una focal larga, por lo que el primer plano ha quedado enfocado, el segundo plano ligeramente desenfocado y el resto completamente desenfocado, de forma que la historia se centra en el sujeto central, la mujer que baila una danza típica Cocaní de Bolivia. En el segundo plano se sitúa otro danzante que refuerza la historia, aunque sin restar protagonismo a la mujer y especialmente a su colorido  traje (conseguido con un ISO bajo y un balance de blancos adecuado), así como a la sensación de movimiento de la falda de la mujer, conseguido al programar una velocidad de disparo suficientemente baja, aunque no tanto como para desenfocar el resto del cuerpo. No fue necesario subir la ISO a pesar de la escasa iluminación natural en la zona de sombra en la que se situó la escena.

sábado, 14 de febrero de 2015

LA PROFUNDIDAD DE CAMPO  EN LA FOTOGRAFÍA CREATIVA (I)
Por Manuel Vilela

El factor de la profundidad de campo es fundamental a la hora de transmitir un mensaje, expresar un sentimiento o estado de ánimo o contar una historia.  Al efectuar una captura, intentamos reflejar una realidad de tres dimensiones en un soporte de sólo dos dimensiones, lo que nos obliga a trabajar con diferentes planos focales y decidir qué elementos vamos a enfocar y cuáles desenfocar para conseguir dotar a nuestra composición de una sensación de profundidad y espacio tridimensional.

Como siempre, lo primero que haremos será seleccionar los elementos de nuestra escena, es decir, el encuadre, para a continuación decidir su disposición en la misma, es decir, la composición. Hasta aquí nada especial.  Es lo que se hace en cualquier toma.  Lo que va a añadir creatividad a nuestra composición es el grado de definición de los diferentes elementos, es decir, vamos a definir la profundidad de campo.

Especialmente tendremos que centrarnos en el fondo de nuestra imagen. Si vamos a fotografiar naturaleza muerta, deportes, naturaleza en general, retratos, etc, lo ideal sería escoger un motivo nítido en primer plano y un ligero desenfoque del fondo. En función de estos dos factores escogeremos los parámetros técnicos de nuestro equipo fotográfico: iluminación, apertura, focal, velocidad, ISO, etc.  Debemos seleccionar qué elementos de nuestro encuadre vamos a aislar del resto y si al resto lo vamos a dejar desenfocado o vamos a aplicarle algún enfoque.  A los elementos seleccionados aplicaremos un enfoque selectivo y al resto lo dejaremos sin enfocar.

¡¡¡ Cuidado con la velocidad de disparo !!!.   Para conseguir la nitidez de un motivo, a veces no es suficiente con una velocidad de disparo alta y exposición suficiente, sino que habrá que jugar también con la apertura del diafragma, es decir, con la profundidad de campo.

Para realizar una macro o una aproximación de una flor puede ser suficiente con un f8 o f10 para conservar la nitidez de todo el campo de visión de nuestro objetivo, pero con un paisaje es posible que haya que utilizar un f22 o un f32.  Ya sabemos que a mayor número f (diafragma más cerrado), menos luz pasará a través de nuestro objetivo. Por esta razón deberíamos emplear objetivos muy luminosos en estas tomas.  Por último, es muy aconsejable usar un trípode siempre que sea posible.  ¿Porqué?  Porque va a permitirnos disparar sobre motivos estáticos con una velocidad muy baja manteniendo la luminosidad o con un diafragma muy cerrado, sin perder luminosidad y sin necesidad de aumentar la ISO hasta extremos indeseados, además de mejorar la estabilidad del equipo y evitar trepidaciones, como es obvio.

Con esto conseguiremos dos objetivos: uno, tridimensionalidad, dando realismo a la escena y dos, fijar la atención del espectador en los elementos fundamentales, lo que favorecerá la comprensión de nuestra historia.



I       IMÁGENES ESTÁTICAS

Sin elementos en movimiento es más fácil realizar una buena composición de la escena. En este caso es más importante centrarse en el enfoque, profundidad de campo y exposición más que en la velocidad de disparo, que debería pasar a un segundo plano de decisiones.

Si disponemos de un trípode, ajustaremos los puntos de enfoque sobre los motivos principales e iremos cerrando el diafragma hasta conseguir enfocar los objetos del fondo. Si vamos a desenfocar completamente el fondo, dejaremos el diafragma abierto y ajustaremos el exposímetro variando la velocidad de disparo hasta conseguir una exposición a nuestro gusto. En caso necesario aumentaremos el valor ISO. Sin embargo, una veces nos interesará subexponer la imagen (por ejemplo, para conseguir un efecto de intimidad en un retrato) y otra será todo lo contrario (por ejemplo, para conseguir un efecto impactante en un contraluz o en un skyline), sin olvidar que siempre es más fácil corregir una subexposición que lo contrario.

Si no disponemos de un trípode no nos queda más alternativa que buscar un punto de apoyo donde sea posible, y si no fuera posible, debemos estabilizar nuestro cuerpo como creamos más oportuno, abrir las piernas, sentarnos, arrodillarnos, hacer las tomas a primera hora del día, apoyarnos en el hombro de otra persona, etc. cualquier truco o recurso que nos permita bajar la velocidad de disparo sin riesgo de arruinar nuestra toma.

Veamos tres ejemplos:


Pareja de hecho
Esta fotografía es un clásico de naturaleza viva.


El motivo es único, las dos rosas ocupan la imagen y en ellas se fija todo el interés del espectador, constituyendo así el centro del mensaje. Al desenfocar el fondo se consigue un efecto tridimensional, y para evitar que las rosas queden “flotando”, sin ningún soporte físico, se han dejado intencionadamente enfocados o semienfocados algunos elementos como las espinas, restos de ramas y pétalos.  De esta forma se dá a la composición un halo de realismo y naturalidad.

Técnicamente es una aproximación casi simétrica con luz natural lateral sin apoyo de flash ni trípode, con un objetivo fijo de 50 mm, f/2.2, 1/500, ISO 640 y ajuste manual.

Al aplicar un diafragma muy abierto el fondo ha quedado completamente desenfocado, resaltando drásticamente las dos rosas y las gotas de lluvia recién caída.

Se pretende transmitir el estado de felicidad y amor que representan las rosas en el Día de San Valentín (día de los enamorados), con algunas espinas que sin duda surgen en el camino de toda relación de pareja. Las gotas de agua pretenden reflejar la frescura y vitalidad que debe tener esa relación.



Fuente de Neptuno
Esta fotografía es un paisaje de arquitectura urbana.

Técnicamente es un plano medio, contrapicado, con luz vespertina natural cenital sobre el fondo con el motivo en zona de sombra, sin apoyo de flash, con un objetivo fijo de 50 mm, f/9, 1/160, ISO 100 y ajuste manual.

En este caso se ha empleado una apertura de diafragma media, por lo que el fondo ha quedado completamente enfocado para que se aprecie el entorno del motivo central.

La toma se ha realizado con luz suficiente, por lo que se ha programado una ISO 100 sin apoyo de flash ni trípode. Se ha dejado intencionadamente subexpuesta para darle un toque de intimidad acorde con la puesta de sol que se intuye de la luz ambiente. Tan sólo, por precaución, se ha aplicado una velocidad de disparo mediana para congelar con claridad los chorros de agua y amortiguar los posibles desenfoques causados por el movimiento de las plantas causado por la brisa. El contrapicado y la composición vertical siguiendo la regla de los tercios contribuyen al dramatismo y grandiosidad de la escena, dado que el motivo central de la composición, la efigie del dios Neptuno, es en realidad relativamente pequeña comparada con el resto de elementos.  De haberse centrado en el lienzo habría quedado muy minimizada.






Rosas del Jardín Inglés
Esta fotografía es un paisaje urbano de naturaleza.

Técnicamente es un plano de detalle con luz de mediodía por un lado y por el otro con apoyo de flash y reflector a 45º, objetivo zoom de 40 mm, f/16, 1/15, ISO 100, ajuste manual y trípode.  El enfoque ha sido automático de 9 puntos, con ajuste fino manual.

En este caso se ha aplicado un diafragma cerrado para conseguir tres planos de enfoque distintos, el primer plano de detalle enfocado, el segundo plano de entorno semidesenfocado y el fondo muy desenfocado, pero apreciando algunos detalles. Esto se ha conseguido gracias al ajuste fino del anillo de enfoque del objetivo zoom. La toma se ha realizado con luz natural suficiente, sin embargo se ha utilizado el flash de rebote para compensar la fuerte zona de sombra opuesta a la luz solar, usando un reflector de mano color blanco para no sobreexponer.  Se ha aprovechado el momento en el que la brisa era de menor intensidad para disparar a la menor velocidad posible con ayuda del trípode y un disparador manual. La toma está contrapicada para ampliar el campo vertical del fondo y la composición sigue la regla de los tercios.


Se pretende transmitir una sensación de paz y tranquilidad propias de un jardín solitario, a la vez que cierto dinamismo y originalidad gracias a la diagonalidad del motivo central.